El rey indigno

Leyendas recopiladas por José Ant. Moya
para ajedrezmarmenor.es

Nos encontramos en el siglo XVIII, más concretamente en el año 1782, en París. En la escena del teatro de la ciudad francesa se entrenaba la opera titulada “Victoria de Philidor”, sobre el libreto de Avrama Drajfus, y con la música de Amadeo Ditak. El personaje principal de esta opera cómica es el famoso Francois André Danican “Philidor”, compositor y músico, y el mejor jugador del siglo XVIII, interpretándose a si mismo.

En la citada obra todo empezaba en París en el año 1777. En el primer acto Philidor jugaba al ajedrez en el famoso “Café de la Regence” donde no encontraba un rival que le hiciese frente. En un momento dado, apareció un músico pobre llamado Rishar, muy aficionado al ajedrez, que estaba enamorado de la bella hija del dueño del café y deseaba casarse con ella.

En el segundo acto vemos a Rishar hablando con el dueño del café, Bujundi, y se puede observar, al fondo, una bella muchacha que escucha atentamente. El chico se había armado de valor y estaba pidiendo la mano de Dora, que así se llamaba la hija, a Bujundi obteniendo una rotunda negativa. De nada servían las suplicas de Dora a su padre pues no aceptaba que su hija se casara con un chico pobre. Rishar y Dora sentían un profundo amor y sufrían por no poder estar juntos.

Ante la presión de los jóvenes, que insistían en casarse. Bujundi tomó una decisión; Prometió la mano de su hija a Rishar pero puso una condición: El joven músico tendría que ganarle una partida de ajedrez a Philidor. Bujundi estaba seguro de que de esta manera podría evitar el casamiento.

¡Parecía una misión imposible! Ya que jugadores mucho mejores que Rishar no habían podido derrotar al campeón francés.

En el tercer acto volvemos aparece en escena Philidor hablando con Rishar. El joven le esta explicando su insalvable problema. Entonces Philidor, tras meditarlo, encontró la solución para salvar el amor entre los enamorados. Fue a hablar con el dueño del Café y le dijo que le buscaría trabajo en una orquesta a Rishar y que, si consentía el casamiento sin condiciones, él mismo iría cada día al café a jugar unas partidas, aumentando así las ganancias de Bujundi pues los días que Philidor jugaba la clientela aumentaba de forma considerable, pero que si no consentía la boda no aparecería más por el café.

Así pues, el avaricioso padre de Dora, ante las perdidas económicas que le podía suponer la ausencia de Philidor terminó por autorizar la obra.