Autómata El Turco

Leyendas recopiladas por José Ant. Moya
para ajedrezmarmenor.es

El famoso autómata denominado “El Turco" fue inventado por Wilches Von Kempelen en 1769. Von Kempelen era húngaro de nacimiento pues nació en Bratislava (actualmente Eslovaquia) en 1734 fue arquitecto e ingeniero además de funcionario y consejero del reino de Hungría y del Archiducado de Austria y muy aficionado al ajedrez, afición ésta que compartía con la emperatriz María Teresa de Austria con la que jugaba a menudo.

En 1769 asistió, invitado por la emperatriz, a un espectáculo de magia que se celebraba en la corte. Al finalizar éste la emperatriz le preguntó si, como hombre de ciencia que era, podía desentrañar alguno de los trucos que había presenciado. Von Kempelen reconoció que no pero en un acto de vanidad afirmó que l era capaz de superar la exhibición que habían presenciado en esa velada. La emperatriz le tomó la palabra y pocos meses después fue presentado "El Turco" en la corte.

"El Turco" consistía en una caja de madera de 1’20cm x 0’60xm x 0’90cm, a modo de escritorio de un maniquí situado tras el mismo. Toda la maquinaría se asentaba sobre una base con unas pequeñas ruedas que facilitaban su desplazamiento. El frontal del cajón tenía tres puertas abatibles y en la parte trasera aparecía sentado un muñeco grande con un tablero de ajedrez frente a él. Su nombre se debe a que estaba vestido con una túnica típica de Turquía incluyendo un bonito turbante. Con la mano izquierda sostenía una larga boquilla y debajo del antebrazo derecho tenía un almohadón.

Von Kempelen comenzó su exhibición abriendo las puertas de la caja y mostrando el complicado engranaje de ruedas, cilindros y poleas de su interior. Acto seguido le dio cuerda y la máquina se puso en funcionamiento con un chirriante sonido. Pidió un voluntario aceptando el reto el conde Ludwing von Cobenz que perdió en menos de media hora ante el asombro general. Aquellos que querían jugar contra "El Turco" se sentaban delante del tablero y realizaban sus jugadas; de forma parsimoniosa el autómata estiraba su brazo izquierdo, tomaba una pieza y realizaba un movimiento sobre el tablero; incluso cuando amenazaba al rey contrario pronunciaba la palabra jaque y movía la cabeza para adelante como saludando; si el adversario realizaba alguna jugada antirreglamentaria, el autómata golpeaba su brazo izquierdo sobre la mesa en señal de protesta.

No obstante el éxito que obtuvo Von Kempelen desmanteló el autómata para dedicarse a otros trabajos, rechazando las ofertas que tuvo para viajar por Europa exhibiendo su invento, posiblemente enojado por tener más fama por este invento que por el resto de sus obras de ingeniería, pero al poco tiempo tuvo que montarlo nuevamente. El emperador José II quiso impresionar al duque Pablo de Rusia y reclamó el invento de Von Kempelen. El duque, admirado por invento, sugirió a Von Kempelen que realizará una gira por Europa accediendo esta vez si aunque de mala gana.

El espectáculo era triple pues primero jugaba algunas partidas con los aficionados, posteriormente resolvía a gran velocidad el problema del caballo (un caballo recorre completamente un tablero vació sin repetir ninguna casilla) y posteriormente respondía algunas preguntas utilizando para ello un tablero con letras que iba señalando.

En su gira "El Turco" jugó con personalidades tan ilustres como el emperador José II, la Zarina Catalina II, Napoleón Bonaparte, el escritor Edgar Allan Poe o el inventor Benjamin Franklin entre otros. Se cuenta que cuando Napoleón Bonaparte, que se consideraba a si mismo un excelente jugador de ajedrez, se enfrentó a "El Turco", viéndose perdido, hizo intencionadamente una jugada ilegal en su propio beneficio. Como respuesta "El Turco" se enfadó y moviendo su brazo de izquierda a derecha derribó todas las piezas del tablero.

El éxito del autómata inventado por Von Kempelen fue mayúsculo. Uno tras otro fue derrotando a sus rivales perdiendo tan solo contra Philidor, que estaba considerado el jugador más fuerte de la época. En todas las ciudades en las que actuó era primera plana en los periódicos. Se realizaban conjeturas de su funcionamiento sin conseguir desvelar su secreto. Se editaban panfletos con todas las posibles teorías. Desde la más razonables como que en el interior había un hombre mutilado para que cupiera como las más inverosímiles que decían que había un mono amaestrado o duendes. También se expusieron teorías que intentaban demostrar que las piezas las movía el operador desde el exterior aunque sin mucha credibilidad. El genial escritor Edgar Allan Poe también aportó su pequeña teoría escribiendo un artículo y un cuento titulado “el ajedrecista de Mälzel.

Es obvio que había una persona pequeña escondida dentro de "El Turco" que manejaba la maquinaria para mover las piezas pero ¿Dónde si la maquinaria ocupaba toda la caja de madera? Ese es el verdadero misterio. La solución es simple. Por medio de un ingenioso procedimiento se le ocultaba de un modo tal que no fuera visible cuando el operador del autómata mostraba los engranajes al público. El truco estaba en que no abría todas las puertas de forma simultánea. Cuando abría una puerta no se veía todo el interior de la caja, sino tan solo una parte aunque la ilusión óptica era de verlo integro. La persona escondida en su interior se movía hacia el otro lado gracias a que su asiento se podía desplazar y a un doble fondo.

Hay que reconocer que el aparato de Von Kempelen era un fraude a medias, el autómata era de cualquier manera un milagro técnico para la época. La persona que se escondía en la caja disponía de los engranajes para que el brazo del Turco tomara la pieza correcta y la moviera a la perfección, ello por si mismo ya implicaba un gran mérito en el siglo XVIII, pero, ¡bueno!, no había una mente artificial que jugara al ajedrez, solamente la parte automática era un brazo que tomaba piezas y la depositaba en un lugar determinado, seleccionado por el jugador que estaba oculto debajo del tablero mediante un complejo sistema de imanes.

En 1789 Freiherr Joseph Friedrich zu Racknitz construyó un duplicado de "El Turco" y publicó un libro en Dresde explicando su funcionamiento. Aunque en lo básico tenía razón en su versión la persona oculta debía ser tan pequeña que lo hacía inviable. Ello lejos de aclarar el misterio de su funcionamiento no hizo más que aumentarlo.

Las giras continuaron durante casi veinte años hasta que en 1804 Von Kempelen enfermó y murió a la edad de 70 años. Uno de sus hijos heredó el autómata y se lo vendió por unos pesos al inventor alemán Leonard Nepomuk Mälzel que le incorporó la mejora de decir jaque.

En 1805 Mälzel salió de gira con "El Turco". En esa época el ajedrecista que jugaba escondido dentro del cajón era Jean Allgaier. El primer contrincante del autómata fue nada menos que Napoleón Bonaparte, que perdió en 24 movimientos cómo ya hemos mencionado. Posteriormente, acuciado por las deudas, Mäezel se fue a América. Allí empezó a organizar exhibiciones. La primera de ellas fue en 1825, en Nueva York con el mismo éxito que en Europa.

Mäezel falleció en 1838 cuando se encontraba navegando de La Habana con destino a Filadelfia y "El Turco" pasó a ser propiedad de su amigo John Mitchell quien lo vendió por 400 dólares a un tal Winston Pil que estaba deseoso de saber su mecanismo. Este posteriormente lo donó al Museo Chino de Filadelfia sin haber podido descubrir el misterio. En julio de 1854 se hubo un incendio en el museo y "El Turco" ardió destruyendose por completo.

«Falleció uno de los personajes más famosos de los últimos cien años. Sería negligente omitir alguna nota sobre alguien cuya larga vida ha sido una serie de vicisitudes tan extrañas y fortunas cambiantes», empieza diciendo un artículo escrito por el último dueño de "El Turco" autómata, Silas Weir Mitchell, hijo de John Mitchell, en la revista “The Chess Monthly” en 1857 «Una constitución de hierro le permitió soportar con paciencia largos viajes, climas cambiantes y muchos reveses tristes. Su paradójica existencia ha llegado a su fin». En ese mismo artículo describe el secreto que tuvo en jaque a parte de la comunidad intelectual de la época.

Es obvio que en el interior de "El Turco" tuvo que haber un gran jugador pues debía jugar a ciegas y manejar un complicado mecanismo. Algunos de esos grandes jugadores fueron: Johann Allgaier (1809), Boncourt (1818), William Lewis (1818-1819), Peter Williams (1819), Jacques F. Mouret (1820) y William Schlumberger (desde 1826).

Precisamente sobre este último circula un rumor sobre un posible descubrimiento de forma accidental del secreto del "El Turco". El rumor dice que al principio de sus giras por Norteamérica Mälzel tuvo el problema de la liquidez económica. Sin dinero para contratar a un jugador fuerte que manejara el autómata contrató a una muchacha llamada Mary Hatchell, para que moviera las piezas desde abajo, pero Mary tenía un nivel de juego muy elemental. Por ello concenció a Schlumberger, que era un gran jugador que había conocido en París para a remplazar a Mary. Por fin llegó Schlumberger, pero había un problema: era una gran jugador, pero era una persona obesa que dificultaba la tarea. Un atardecer de 1827, en plena gira por Baltimore, "El Turco" finalizó su exhibición y fue trasladado a un sitio discreto para que Schlumberger pudiera salir de la caja; el jugador quiso salir, pero con tanta mala suerte que se quedó atrapado entre el mecanismo y empezó a gritar en demanda de auxilio. Para colmo de males desde un árbol cercano dos niños que estaban subidos a una rama vieron todo por la ventana y fueron a pedir ayuda. Cuando la ayuda llegó se descubrió el secreto de "El Turco".

Otro rumor afirma que en una de sus giras por EEUU un avispado espectador sospechando que había una persona escondida empezó a gritar ¡Fuego! ¡Fuego! saliendo de su interior una persona corriendo descubriéndose el misterio.

Estas versiones no dejan de ser meros rumores. Sea como fuere el invento de Von Kempelen no deja de ser asombroso y muy ingenioso teniendo en cuenta los conocimientos de la época.

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El Turco El Turco El Turco El Turco
Napoleon I - "El Turco"
Viena 1820
Napoleon I - El Turco
En esta partida el jugador dentro de "El Turco" era Allgaier

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